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miércoles, 3 de noviembre de 2010

MODELO COGNITIVO-COMPORTAMENTAL DE LA CONDUCCION DE ALTO RIESGO

Es un hecho incuestionable que los individuos difieren ampliamente entre sí. Tanto biológica como psicológicamente. Estas diferencias individuales, producidas por variables y factores endógenos y exógenos, constituyen determinantes básicos de la conducta.
Uno de los resultados de aparición más consistente a través de diversas investigaciones en distintos países, es aquel que describe al conductor peligroso como a una persona que manifiesta tendencias antisociales y violentas, desajustado e incontrolado en sus comportamientos, con un escaso nivel de eficacia y de control personal, y que, en consecuencia, es incapaz de reaccionar adecuadamente frente al estrés emocional intenso.
Estas personas buscan encontrar formas alternativas, pero inadecuadas, de responder a sus sentimientos hostiles subyacentes, recurriendo al alcohol o al automóvil, con la expectativa de reducir su ansiedad, intentando incrementar así su sentimiento de eficacia y su superioridad frente a los demás. Todo ello les lleva a aumentar su nivel habitual de agresividad.
Donovan, Marlatt y Salzberg (1983) integran todas estas características en su modelo cognitivo-comportamental de la conducción de alto riesgo:
En un estudio sociológico realizado con una importante muestra de conductores españoles (1.300), a través de técnicas de análisis de cluster se ha podido obtener una tipología que clasificaba a los conductores españoles en cinco grandes grupos: Grupo I: "Prácticos y tranquilos": Se integraban en este grupo el 17,5% de los conductores encuestados. Se caracterizaban por el hecho de no estar particularmente obsesionados por la seguridad ni por la responsabilidad de conducir. Estos conductores declaran mantenerse tranquilos en la conducción, aún en situaciones de dificultad de tráfico. Grupo II: "Despreocupados": Constituían el 12,3% de los conductores. Este grupo es el que menos se preocupa por la seguridad. Expresan menos interés que el resto de los conductores por los problemas de mantenimiento, las revisiones, o los elementos de seguridad del coche. Estos conductores reconocen sentirse algo nerviosos cuando conducen y no consideran a la conducción como una actividad especialmente divertida. Grupo III: "Concienciados": El 26,9% de los automovilistas españoles se clasifican en este grupo. Estos conductores tienen las cosas bastante claras. Son muy conscientes de todos los aspectos que intervienen en la seguridad. Sí presentan algún defecto este es su envidiable autoestima, confían mucho en sí mismos. Consideran que conducir es una verdadera responsabilidad pero disfrutan de la conducción. Grupo IV: "Anticonducción": Aproximadamente el 17,4% de los automovilistas comparten esta tipología. Prefieren usar el transporte público siempre que pueden. Les desagrada tener que conducir, consideran que es una actividad pesada y aburrida. Grupo V: "Autoafirmativos": Este es un grupo numeroso, en él se encuadran el 25,9% del total de los conductores españoles. Es el grupo más preocupante desde el punto de vista de la seguridad vial. Estos conductores tienen unas actitudes claramente diferenciadas del resto y suponen el grupo de conductores más accidentados. Su característica esencial es la utilización del vehículo como medio de autoafirmación personal, es decir, consideran al coche como un medio para reforzar la propia personalidad: con el coche pueden ser mejor valorados por su entorno. Ellos mismos se sienten "transformados y más dueños de sí mismos" cuando están al volante. Estos sujetos son más impulsivos, tienden a sufrir más problemas de estrés, son más irritables, tienen menos paciencia con los problemas cotidianos del tráfico y manifiestan una forma de conducta más agresiva que el resto de los conductores. No es casualidad que los conductores de este grupo también se reconociesen como los "menos cumplidores" de las normas de tráfico.

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